DIA 4 QUE FUERA 1995

 DIA 4 QUE FUERA 1995

LA TRANSICIÓN FESTERA



 

 

 

 

 

 

 

Parece que fue ayer, pero no; este año se cumple el XXIII aniversario de aquel en el que los representantes de las comparsas, con el beneplácito del Ayuntamiento, me hicieron el honor de elegirme presidente de la junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos.

El jueves 18 de noviembre de 1971, a las 11 de la noche, fui visitado por una comisión presidida por ese gran concejal de festejos que fue Antonio Menor Valiente, a quien la Fiesta, en mi criterio, no le ha hecho la justicia que merece, para que aceptara ser presidente de la misma durante el período reglamentario de los años 1972-73. Si bien la propuesta no constituyó para mí una gran sorpresa, pues tuve noticia de que mi nombre, como así mismo otros, figuraba entre los seleccionados para desempeñar dicho cometido, sentía en aquellos momentos cierta inquietud por si no era la persona adecuada para continuar la labor desarrollada por mi antecesor. O dicho de otra forma: en conocimientos organizativos de la Fiesta, estaba «más verde que la alábela», pues so-lamente en una ocasión, y por poco tiempo, había sido vocal en una de las directivas de mi comparsa.

Por otra parte, se vivían momentos difíciles de transición, ya que por primera vez en la historia, la organización de las fiestas en honor de nuestra patrona, la Virgen de las Virtudes, era desde hacía dos años responsabilidad de sus participantes y no de una comisión municipal. Cuestiones de Reglamento realizado por la Junta anterior y aprobado por el M.I. Ayuntamiento a finales del mes de junio de 1972, económico y protocolario, entre otras, eran temas de las conversaciones, en ocasiones bastante tensas, que se mantenían con la Corporación. Recuerdo que en aquel momento en que me encontraba indeciso, Antonio Menor me hizo una sugerencia: acepta, pero con la condición de que por el momento todos los componentes de la Junta continúan en ella. Así lo hice, y así se convino, y de confesar que en estos problemas que acabo de enumerar, lo difícil estaba hecho, pero todavía teníamos que recorrer un camino lleno de dificultades. Sin embargo, la experiencia de mis compañeros, su ayuda y espíritu de sacrificio, hicieron más fácil mi tarea. Mención especial merece Alfredo Rojas Navarro, primer presidente, que fue nombrado cronista de la Junta, y en quien encontré siempre un desinteresado colaborador sin afán de protagonismo, y cuyo asesoramiento fue muy importante para el desarrollo de mi labor. No es mi propósito realizar una minuciosa relación de lo acontecido en aquellos dos años, pero sí de lo más importante, con el fin de que de ello quede referencia escrita.

Año 1972 Con el fin de escuchar las sugerencias de todas las agrupaciones festeras, decidí visitarlas acompañado de su delegado en la Junta Central. El día 7 de enero tuvimos el primer contacto con la de los Cristianos, y el 29 de febrero cerramos el ciclo con la de Piratas. Todas ellas respaldaron la gestión de la Junta, aunque los primeros presentaron una enérgica protesta por la lentitud de los desfiles, cuyas consecuencias se dejaban notar en que los espectadores abandonaban sus asientos antes de que terminara la Entrada con el evidente perjuicio para ellos. Les prometí que haría llegar su queja a mis compañeros, y que por todos los medios a nuestro alcance vamos a procurar corregir esa anomalía. Contestaron que agrade la intención, pero que no olvidáramos el siguiente verso. “No hay mejor premio para un cristiano, que llegar de día a los Salesianos”.

 



 

 

 

 

 

 

Gracias más bien a la colaboración de los cabos, con quienes se mantuvo una reunión especial, secundados por los directivos de cada comparsa, se consiguió el objetivo que nos habíamos propuesto, evitando con ello posiblemente problemas de gravedad.

Dentro de los actos a celebrar el Ecuador de la Fiesta. La Junta acordado conceder, por primera vez, la insignia de Festero Ejemplar, a ocho de ellos que reunieran ciertos requisitos, especialmente de edad y servicios a su comparsa. Los galardonados fueron los siguientes:

Moros Viejos: Antonio Navarro, El Tito».

Moros Nuevos: Regino Colonia Sebastiá.

Marruecos: Andrés Esteva• Alcaraz, «Caracoles».

Estudiantes: José Díaz Domene, «Pimiento».

Marinos Corsarios: Antonio Jordán Navarro.

Labradores: José Hernández Menor, «Pepe el Ruso».

Ballesteros: Miguel Sánchez Domene.

Cristianos: Martín Hernández, «Galván».

 

Al no tener domicilio propio, la Junta se reunía en diferentes despachos cedidos por el Ayuntamiento. Recuerdo que una noche, Alejandro Jiménez Navarro, comentó que sería un acierto adquirir la casa de Dolores Selva Mergelina, situada en la Plaza de Santiago.

El 3 de febrero se me autorizó para iniciar las correspondientes gestiones, consiguiéndose, después de varias entrevistas, siempre acompañado por algún miembro de la Junta, que la vendedora estableciera la cantidad de 3.500.000 ptas. para la venta del inmueble. Dificultades no sólo económicas, abortaron la operación. Afortunadamente, durante la presidencia de Francisco Navarro González pudo conseguirse, y hoy es la sede de la que todo festero celebra el acierto de su compra.

 



 

 

 

 

 

 

 

 El homenaje resultó memorable. Se celebró en el Teatro Chapí con una cena presidida por las autoridades, Regidora, Madrinas y Junta Central, a la que acudieron unas 550 personas. Al finalizar aquella hubo discursos, emotivas palabras de reconocimiento a una labor de muchos años y entrega del galardón sobradamente merecido. No hacemos referencia al 1 Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos, uno de los más importantes acontecimientos celebrados en Villena, porque se publica monográficamente.

Año 1973 Se inicia este año visitando nuevamente a las comparsas, con el fin de mantener un contacto más directo que redundara en un mejor funcionamiento de la Junta Central. No hay que referir asuntos importantes en este ejercicio, solamente anotar una mejoría en las relaciones Junta-Ayuntamiento, colocación en la calle Corredera por primera vez de tribunas para el público que, dado su éxito, en años sucesivos se instalaron también en la calle Ancha y terminaron por adquirirse; escolta a nuestra patrona el día de su Procesión por un festero de cada comparsa y, por supuesto, los asuntos comunes de todos los años. Fue una etapa en mi vida que siempre recuerdo con emoción y nostalgia, y en la que logré algo muy importante: conseguir amigos con los que todavía mantengo una relación sincera y cordial.

Por último, deseo hacer memoria de los que trabajaron ilusionadamente por la Fiesta en aquella Junta Central y ya no están con nosotros: Antonio Navarro Gil, Rafael Quilis del Sacramento, Pedro Hernández Hurtado, José Navarro Pérez y Diego López López.

 

Vicente Prats Esquembre

ATRAS

ENTRADAS

Imagen

PAGINAS

Imagen

PAGINA PRINCIPAL